martes, 30 de octubre de 2018

Evento Blythe Madrid


Evento dedicado a las muñecas blythe que tendrá lugar en Madrid el 13 de abril de 2019


Gracias a la organización del Evento Blythe Madrid por ser una de las expositoras seleccionadas para el próximo evento que se celebrará el 13 de abril del 2019.

lunes, 15 de octubre de 2018

Las Medulas


Las Médulas es un entorno paisajístico español formado por una antigua explotación minera de oro romana situado en las inmediaciones de la localidad homónima, en la comarca de El Bierzo, provincia de León, comunidad autónoma de Castilla y León. Está considerada la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio romano.
El trabajo de ingeniería realizado para la extracción del mineral supuso la alteración del medio ambiente pero dio como resultado un paisaje de arenas rojizas, cubierto en la actualidad parcialmente de vegetación de castaños y robles. Se considera un "paisaje cultural" y tiene la denominación de "Parque Cultural".
Este entorno fue declarado Bien de Interés Cultural en 1996, en atención a su interés arqueológico. En 1997 fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. y Monumento Natural en 2002.
En sus inmediaciones se encuentra una cantera que a pesar de ser declarada ilegal en 2008 continúa en funcionamiento.




Las Médulas fue en su origen una explotación romana de oro a cielo abierto, aunque los pueblos indígenas prerromanos ya habían explotado el yacimiento, bateando los placeres fluviales. Seguramente los romanos empezaron a trabajar en la zona en la época del emperador Octavio Augusto, quien dirigió personalmente la mayor parte de las acciones que entre los años 26 y 19 a. C. conquistaron definitivamente los pueblos del norte de la península ibérica.
No se debe confundir el topónimo actual con el monte Medulio, donde tuvo lugar el holocausto de galaicos, cántabros y astures, que prefirieron darse muerte antes que entregarse. No obstante, la ubicación del monte Medulio es todavía objeto de discusión.
Plinio el Viejo, que en su juventud fue administrador de las minas, relata que se extraían al año 20 000 libras de oro, lo que, teniendo en cuenta los 250 años de explotación, daría 5 000 000 de libras de oro. Según los datos del profesor y arqueólogo Antonio García Bellido, las tierras removidas alcanzan los 500 millones de metros cúbicos, lo que, calculando un rendimiento medio de 3 gramos por tonelada de tierra, daría como resultado 1 635 000 kg. Sin embargo, otros estudios reducen considerablemente estas cifras, considerando que durante los 200 años en que se exploraron las minas, se obtuvo una producción media anual inferior a 25 kg, siendo por tanto la cifra final inferior a los 5000 kg.
En cuanto al número de trabajadores, Plinio habla de 60 000 obreros manumitidos. Estudios modernos, basados en la tierra removida, hablan de 10 000 o 20 000 hombres, contando con suministradores, guardianes, etc. Plinio comenta en sus escritos la dureza del trabajo: «es menos temerario buscar perlas y púrpura en el fondo del mar que sacar oro de estas tierras». 



En el entorno que hoy conocemos como Las Médulas se daban una serie de circunstancias favorables para la extracción del oro: eran tierras de aluvión con polvo de oro; había abundante agua y la suficiente pendiente como para utilizarla como fuerza hidráulica; y existían suaves pendientes hacia el Sil para los desagües.
El sistema utilizado era el llamado Ruin montium.​ El agua de los riachuelos de montaña se canalizaba y embalsaba en la parte superior de la explotación; la montaña se horadaba con una cuidadosa red de galerías muy pendientes, soltando el agua a través de ellas. La fuerza del agua deshacía la montaña y arrastraba las tierras auríferas hasta los lavaderos. El sistema hidráulico de las Médulas es el más espectacular de los conocidos, por la cantidad de agua utilizada y la longitud y el gran número de ramificaciones de sus canales. Actualmente se conoce todo este trazado, visitable en parte con la compañía de un guía.
Una de las muchas captaciones se hacía desde la falda noreste del monte Teleno. A una altitud de 2000 metros se acumulaba la nieve que más tarde, ya convertida en agua, llegaba al río Cabo (afluente del Cabrera), que a su vez alimentaba los siete canales que, bordeando la montaña, llegaban a los estanques de la explotación. Estos canales, cuya longitud total se estima en unos 300 kilómetros, tienen una pendiente de entre el 0.6 y el 1 %. El ancho es de 1.28 metros, excepto en las curvas, de 1.60, y su profundidad es de 90 centímetros. La construcción de estos canales, que en algunos tramos discurren bajo la roca en forma de túnel, fue, con diferencia, la obra más difícil y costosa de la explotación.
Posteriormente, el agua de los canales llegaba a unos depósitos construidos mediante el allanamiento y excavado del terreno. La tierra extraída se amontonaba alrededor, formando taludes. Estos depósitos disponían de compuertas para distribuir el agua. 








sábado, 6 de octubre de 2018

Sequeiros de Mostad.En los viejos secaderos de castañas.


La recogida de castañas era antaño más que una parte del trabajo en el campo. Era un modo de vida. Durante dos meses, la gente abandonaba sus casas para irse a vivir al monte, en medio de los árboles de los que iban sacando el fruto. Caídos los erizos, tocaba abrirlos para sacar las castañas, que se ahumaban para ir liberándolas de la humedad dentro de los sequeiros, unas construcciones de piedra en las que no solo guardaban el fruto; también era su vivienda temporal. Por eso todas tenían un diseño similar. Abajo, a la entrada, el espacio para dormir y para guardar los aperos de labranza. Al fondo, tras una cubierta de madera, el hogar y la cocina. En la parte alta, el secadero.


Una aldea de O Courel conserva importantes muestras de algunas de las tradiciones más características de la sierra La aldea de Mostaz, una típica población de la sierra de O Courel, ofrece importantes testimonios de la importancia de ha tenido el cultivo de la castaña en la vida tradicional de las comunidades rurales de la montaña lucense. En los alrededores del pueblo se encuentra verse uno de los los conjunto de sequeiros más notables de la zona. Los escasos vecinos que tiene hoy la localidad también conservan muestras de la tradición textil artesanal que caracterizó antaño a estas poblaciones. Cerca de Mostaz, por otra parte, puede verse una gruta de roca caliza que sirve como ejemplo de formación geológica característica de la sierra.











La aldea de Mostaz se ha visto muy afectada en los últimos tiempos por el retroceso demográfico. Los 22 vecinos que tenía hace algunos años se han reducido a sólo cinco en la actualidad. La agricultura y la cría de ganado a pequeña escala eran tradicionalmente las bases económicas de la población, además de la recogida de castañas, una actividad que tuvo aquí gran importancia.El mejor testimonio de esta tradición local es un conjunto de dieciséis sequeiros que forman una especie de pequeño poblado en los alrededores de la localidad. Las construcciones están hoy abandonadas, ya que en Mostaz no queda gente suficiente para ocuparse del laborioso proceso del secado de las castañas, en el que antaño participaba la mayoría de los vecinos, turnándose para mantener el fuego y remover los frutos. La faena empezaba al rayar el día y duraba a veces hasta la una de la madrugada. La campaña duraba de quince a veinte días.Hace unos tres años que se secaron por última vez las castañas al modo tradicional en estas construcciones. El estado de conservación de los sequeiros es aún bastante bueno, aunque la maleza empieza a invadir el camino de acceso al lugar donde se encuentran. Las edificaciones se hallan situadas a distintos niveles en la ladera del monte y están unidas por un camino empedrado.La aldea está ubicada en una franja de roca caliza, un material con el que fueron construidas la mayoría de las viviendas.